martes, 14 de junio de 2011

Un año feliz en California

"Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar".
-Antonio Machado, Poesías Completas,
J.M. Serrat, Canción a canción.

Estas historias sobre mis aventuras en la ciudad y universidad de Los Ángeles comenzaron en mi cabeza hace mucho, mucho tiempo, mucho antes de mi aterrizaje físico en aquella cálida noche de verano del 19 de septiembre. La idea de estudiar en el extranjero planeaba por mis pensamientos desde hacía años, y, de repente, me decidí y conseguí la beca de intercambio. Después de un proceso de cansados trámites, me despedí de mis amigos y familiares, llené las maletas con ropas, libros e ilusiones y volé al Oeste.

Durante el pasado fin de semana de junio, estas aventuras han llegado a su fin. He acabado las clases en UCLA, y la carrera de periodismo. Me he mudado de la residencia de estudiantes a un viejo hotelito del barrio. He dado abrazos de despedida a muchos amigos: a muchos los veré pronto, a muchos puede que nunca.

Jacky se llevó su sonrisa tranquila a Alemania hace meses. Ha conseguido merecidamente lo máximo: en agosto empieza un doctorado en la mejor universidad del mundo, Harvard, en Boston.
Ángela volvió a finales de octubre a su rinconcito asturiano en el norte de España. Allí continúa sus investigaciones científicas, en un piso nuevo, desprendiendo ternura al mundo.
Iván regresó al sur de España en diciembre, para seguir con el doctorado. Le hemos echado de menos tanto como ganas tenía él de quedarse.
Guido volvió a las tierras de Holanda para bordar su tesis sobre historia contemporánea. Ahora tiene en mente viajar por Europa y buscar trabajo: espero verle por Madrid.
Aytekin volará pronto a Turquía, viajará con sus amigos durante las vacaciones y volverá a los laboratorios de UCLA en agosto. Está descontecto con la reelección de Erdogan y sueña con un mejor Galatasaray.
Julien seguirá haciendo surf en Malibú hasta que visite a sus familiares y amigos en Francia. Después, volverá a Los Ángeles a continuar formándose. Deseo de verás que nos volvamos a ver pronto, aquí o allí.
Pablo está haciendo un curso de verano en un paraíso rural cercano a Chicago. En agosto retomará sus estudios de postgrado como guionista en Los Ángeles. Antes, nos beberemos juntos unas cervezas en nuestro bar favorito. Después, estaremos siempre ahí, en Bilbao, en Madrid, en California, donde haga falta.
Alex, el rubio, cursará el trimestre de otoño en la ciudad de Berlín, para después volver a su tierra natal en California. Espero que venga a visitarme, que sigamos discutiendo sobre Mad Men, y que siga feliz.
Elisa continuará sus estudios sobre política en Escocia, tendrá la casa de sus padres en Inglaterra, visitará a sus abuelos en el País Vasco y volverá a ver a sus amigos en Alemania.
Jose, de la India, seguirá batiendo récords como mejor investigador joven de UCLA, y como mejor bailarín de música india del mundo. Sé que vendrá a España a conocer a mi gente, y la fiesta.
Kayvon, Jacob, Connor, Bruce, Benjamin y Brett volverán a la universidad el otoño próximo y seguirán formando el mejor equipo de fútbol de las competiciones internas.
Luis volverá a Brasil, después de recorrer la costa Este, y demostrará sus habilidades para el periodismo, y sus ganas de cambiar al mundo: cuenta conmigo.
Laia se queda en Los Ángeles, haciendo unas prácticas como psicóloga, y siendo feliz. Se lo ha ganado. Oriol no sabe bien donde estará el año que viene: pero seguirá disfrutando, y siendo el rey de la noche.
Omar ya ha aterrizado en Egipto, donde el año que viene reanudará sus estudios, peleará por la democracia y seguirá cantando los goles de Messi con pasión caliente.
Antonio seguirá acogiendo a todos los españoles recién llegados, haciendo surf en Hermosa y dejándose la piel por los colores del Málaga, y en contra de Mourinho.
Sergio volverá a Los Ángeles para terminar sus estudios de política, y empezará a dar forma a su programa político para presentar su candidatura a la presidencia de Méjico. Y, un día, lo conseguirá.
Phil seguirá siendo responsable por el día, y alguien con quien siempre contar por la noche. Seguiré tronchándome de risa con sólo escucharle hablar.  


Alberto ya está en España, y el año que viene empezará carrera laboral en Brasil, mejor lugar imposible. Seguirá haciendo reir a la gente, lo cual siempre es muy dificil, y animando al Real Madrid, lo cual ahora no es fácil.
Tammy seguirá bordando su carrera de comunicación, haciendo prácticas en las grandes compañías de Hollywood y disfrutando del momento como sólo ella sabe: lo tiene todo.
Andy visitará a sus familiares y amigos en China, Alemania y Europa, para volver al nuevo curso en Los Ángeles, donde seguirá liderando a las fraternidades y enseñando bondad y simpatía.
Eduardo volverá de Nueva York para terminar sus estudios en Los Ángeles, y logrará llevar a su grupo de música lejos. Le veré en España, en Méjico o California.
Hayley y Sarah están de vuelta en San Francisco, después de graduarse: ahora viene algo nuevo, lo mejor. Sus fiestas caseras serán inolvidables.
María descansará unas semanas en España para volver a California: la carrera de actriz no es fácil, pero no hay nadie mejor que ella. Tiene más valor y simpatía que nadie.
Thomas, Victor y Laure vuelven a Francia. Caro y Edward van y vuelven. Son el grupo de franceses, siempre juntos, pero siempre con los demás. Mucha buena gente haciendo tan poco ruido.
Eva se marchó hace semanas para trabajar durante el verano en Lanzarote. En su fiesta de despedida no cabía nadie más: estaban todos. Seguirá dando ejemplo de felicidad allá donde vaya. Gracias.


Ayca descansará un mes en Turquía, antes de volver a Los Ángeles, donde continuará su doctorado, conocerá los mejores restaurantes, discotecas, cafeterías y bares de la ciudad: nadie mejor que ella sabe exprimir la vida de esta ciudad. La voy a echar de menos.
Julia se queda en Los Ángeles en verano, para demostrar sus ganas de comerse el mundo en unas prácticas como psicóloga. Después, en Inglaterra o Estados Unidos, se comerá el mundo. Se lo merece, y espero estar ahí para verlo en primera persona. Gracias por tu cariñosa acogida, durante todo el año.
Alex, mi hermano pequeño, continuará por tres años sus estudios de ingeniería informática en UCLA. Después, será el creador del nuevo Facebook, y viajaremos juntos por el mundo: a Bilbao, a Taiwan, a Vietnam. Sabe que es mi mejor sorpresa de esta aventura.
Keiji llegará pronto a Japón, y en verano visitará a todos sus amigos por Europa. Nadie tiene más amigos que él por el mundo. De él no me despido, porque viene en menos de un mes a mi casa madrileña, y porque no podría: ha sido mi mejor compañero, amigo, confidente durante todo el año y siempre lo será.

"Los Ángeles es la clase de sitio donde todo el mundo es de algún otro lugar y donde nadie echa realmente anclas. Es un lugar de paso. Gente arrastrada por el sueño, gente huyendo de la pesadilla", dice Michael Connelly en el libro "El Veredicto".
Los Ángeles es una ciudad increíble: el lugar donde todas estas aventuras, sueños, emociones, amistades se han encontrado, unido, mezclado y alimentado. Sin todos ellos estas historias del blog, vividas y narradas, no hubieran existido. Por ello, son de ellos, y para ellos, y hoy se acaban.



California es un lugar increíble: una tierra legendaria que invita a soñar y cuya realidad está a la altura del mito. Su geografía está a la altura de su gente. Echaré de menos sus paisajes, carreteras, costas, ciudades y personas, y creo que sólo acabo de empezar a conocerla. Ahora quiero volver a leerla, a verla, a sentirla, y la seguiré recorriendo con buenos amigos durante dos semanas. Y en el futuro volveré a visitarla.

Después de estas dos semanas, llegaré a España, desharé mi equipaje y empezaré a trabajar como becario temporal en un periódico nacional. No es el final de una etapa: es el principio de otra nueva.
Que tengan un buen día, reciban un abrazo.

lunes, 6 de junio de 2011

Los fines de semana, brunch

La vida de los americanos es, como la de los ingleses, madrugadora.

El americano se despierta cerca de las siete de la mañana y devora un buen desayuno, compuesto por frituras, dulces, frutas y zumos. Después acude al trabajo, con el café en un pequeño termo portátil, y no vuelve a casa hasta que acaba la jornada laboral, en torno a las cinco, seis o siete de la tarde. La comida se realiza a las doce del mediodía. A las seis o siete de la tarde el americano toma la cena en su casa familiar, y echa la persiana al día. La vida social termina temprano: entonces empieza la vida casera, se ve en la televisión el Daily Show con Jon Stewart o la serie de moda, Glee, y se pregunta la lección a los muchachos.

Los españoles también arrancamos nuestras vidas temprano. Después, sin embargo, somos más tranquilos: estiramos más la vida social o en la calle, y retrasamos la cena hasta las nueve o diez de la noche. La comida también es más tardía y pasa del mediodía, entre las dos y las tres de la tarde. Antes de caer el sol, la gente está en los comercios, tomando cañas con amigos o entrenando en el gimnasio.

Este horario provoca un problema, en el mundo anglosajón, cuando llega el fin de semana.

Los sábados y los domingos la gente remolonea entre las sábanas hasta las diez de la mañana. Nunca madruga. Al despertar, el americano no sabe qué hacer: la hora del desayuno ya se ha esfumado, la hora de la comida aún no ha llegado. La solución la proporciona una combinación de ambas comidas, entre horas, desde las 10 y media de la mañana, hasta las 3 de la tarde: el brunch. La palabra, como la comida que define, procede de la unión de otras dos palabras: breakfast (desayuno) más lunch (almuerzo o comida).

El brunch ofrece alimentos de ambas comidas: huevos, salchichas, jamón, bollos dulces, tortitas, frutas del desayuno; y ensaladas, sopas calientes, verduras, tortillas francesas, platitos de pasta, carnes ligeras, de la comida. Las bebidas pueden ser cafés, tés, zumos de frutas, o refrescos de todo tipo.

Las familias acostumbran a tomar el brunch en la calle, reunidos, en diferentes tipos de establecimientos. Son muy populares los bufés: el Sweet Tomatoes, en la ciudad de Fremont, al abrigo de la bahía de San Francisco, al que acudí con mi amigo Alex y su familia taiwanesa, era encantador y mi estómago acabó agradablemente satisfecho. En la relajada ciudad de Santa Mónica, destaca el Urth Caffe, una cafetería orgánica con cafés a la europea y ensaladas, tortillas y pasteles deliciosos: un lugar perfecto para el encuentro de dos apasionados desconocidos en cualquier película romántica de Woody Allen.

En el campus de la universidad, los alumnos no siguen horarios y llevan vidas desordenadas. Los comedores, sin embargos, son más estrictos: los fines de semana suprimen las dos primeras comidas del día, y sólo ofrecen brunch. Algunos estudiantes hacen mezclas arriesgadas que no merecen ninguna línea. Los burritos grasientos del desayuno con unas bolitas de patata frita, por ejemplo, desprenden un olor que marea mis primeras horas del día.
Los fines de semana, sin embargo, me he acostumbrado a tomar una sabrosa tortilla francesa con taquitos de jamón, después de amanecer cuando me viene en gana: ese es mi querido brunch.

miércoles, 1 de junio de 2011

¿Qué es el Tea Party?

Fueron la tendencia política triunfante en las elecciones intermedias de noviembre. Rand Paul y Marco Rubio, por ejemplo, dos de sus jóvenes estrellas, obtuvieron un asiento en el Senado por Florida y Kentucky. Su popularidad en la América rural es contundente. Los liberales los califican de extremistas, radicales, arcaicos o racistas. Es el Tea Party: un movimiento político situado en el ala más conservadora del partido republicano americano.

Desde su irrupción, muchos artículos, reportajes y programas han opinado sobre este fenómeno: ¿quiénes forman el Tea Party y cuál es la esencia del movimiento?

Una encuesta de la televisión CBS y The New York Times despeja bastante el panorama: son blancos, mayores y están enfadados.

Un 18% de los americanos se identifica como seguidores del Tea Party, y el 89% de ellos son blancos. Un escaso 1% son negros. Son generalmente personas mayores: el 75% tiene 45 años o más, y un 29% supera los 65.
El 36% de lo seguidores proviene del Sur del país (la región del río Mississipi), y tan sólo un 18% reside en el Noreste (en ciudades como Nueva York, Boston o Philadelphia). Gozan de una buena educación: el 37% tiene estudios universitarios, frente al 25% de la población americana total.

Un 66% afirma que vota siempre o generalmente al partido republicano, mientras que tan sólo un 5% apoya regularmente al partido demócrata. El 40% cree que Estados Unidos necesita un tercer partido.
Casi 3 de cada 4 se considera una persona conservadora, y un 39% se identifica como muy conservadora.
Un 61% de ellos es protestante y un 22%, católico.

El 53% está enfadado con el Gobierno de Obama, y el 19% está enfadado con la situación del país, en general. Las causas principales del enfado son: la reforma sanitaria, el alejamiento de los políticos del pueblo, el gasto público y el paro.
El 92% de los entrevistados afirma que las políticas de Obama conducen al país hacia el socialismo. Del total del pueblo americano, un 52% comparte ese pensamiento.

Algunos investigadores han querido profundizar más. Quieren entender por qué muchas personas del país apoyan algunas cuestiones que resultan increíbles: el 30% de los seguidores del Tea Party, y el 20% del pueblo americano, cree que Obama no nació en Estados Unidos, a pesar de las claras pruebas que demuestran lo contrario.

Tres profesores de psicología universitarios, Sheldon Solomon, Jeff Greenberg y Tom Pyszczynski, apuntan a la conexión entre una vieja teoría, la "Terror Management Theory", ideada por el antropólogo Ernest Becker, con las tendencias más conservadoras.
Según esta doctrina, todas las actividades del ser humano están encaminadas a superar su miedo feroz: la mortalidad. Según Becker, las personas somos los únicos seres vivos capaces de saber que si existimos, un día dejaremos de existir, y moriremos. Somos, por tanto, tan insignificantes como un lagarto o una patata, y ello nos agobia. Para superar este miedo, las personas, de manera inconsciente, hemos creado la "cultura". Compartimos una visión del mundo con  grupos de personas, y eso nos tranquiliza: las representaciones culturales sobrevivirán siempre, y, con ellas, nosotros, los seres humanos. Si defendemos tajantemente una idea o creencia, dice Becker, tenemos el sentimiento de que viviremos para siempre: literalmente según las religiones, simbólicamente según la cultura.


Esta investigación apunta a que el discurso del Tea Party busca agitar a sus seguidores con recuerdos sutiles, encubiertos e implícitos, de su propia mortalidad. La gran premisa del Tea Party advierte de lo peor: el genuino pueblo americano camina hacia la desaparición, y, con ella llegará la de los americanos. El territorio libre, cristiano, de hombres blancos, está siendo estropeado: América ya no es América. Esto explica el éxito de los rumores que lanza el Tea Party: Obama no nació en Hawaii sino en Kenia, y fue educado en el islamismo. Su segundo nombre es Hussein. El presidente tuvo, incluso, que enseñar publicamente su partida de nacimiento para aclarar su origen.

La población más conservadora del país ha apoyado la esencia del Tea Party: no quieren morir como pueblo, para no morir como individuos.