martes, 1 de febrero de 2011

La fábula del sushi

Hay hechos que, de repente, colocan nombres, pueblos, lugares, ideas o personajes, en el desconocido mapa del mundo para los ojos de los señores alemanes, franceses, estadounidenses, canadienses, españoles, austriacos, australianos, italianos, escoceses. Con la marcha del mes de enero, el mundo occidental tiene la mirada fija en las revoluciones populares que sacuden Túnez, Egipto y todo Oriente Medio.

En relación con estos acontecimientos, quiero rescatar una breve reflexión de uno de mis profesores en UCLA, Kelly W. Su asignatura, "Promoting dialogue between diverse worlds", trata teorías políticas y filosóficas, a favor y en contra, sobre la necesidad del diálogo entre las culturas del mundo.

Esa breve reflexión es la siguiente: aunque es verdad que los americanos llenan sus tripas con hamburguesas cocinadas en masa, la mayoría reconoce que la comida de otros lugares del mundo es mejor, y suspira por unos trocitos de sushi japonés, una buena carne argentina o una tortilla de patatas española. También en Europa, lugar de buenos comedores, el sushi japonés se ha convertido en una pasión de paladeres, e, incluso, en devoción de personas sofisticadas, interesantes, refinadas.

Lo que el profesor nos quiere decir con ello es que ninguna visión del mundo es totalmente completa, que ningún problema es totalmente ajeno y que el entendimiento entre los pueblos del mundo necesita dar este primer paso: reconocer que la historia la construimos juntos, entre todos. Según nuestro profesor, esta falta de perspectiva suele ser más frecuente en los grupos dominantes, y ahí es donde se encuentra Occidente. Todo el mundo reconoce la cultura de Estados Unidos, y come sus hamburguesas con patatas fritas.

Yo confieso que no es fácil, y sé que adoro mis gafas de sol Rayban porque Jack Nicholson no se las quita ni para ver a los Lakers, pero me empeñó en intentar lo contrario: y desayuno, a veces, unas galletitas venidas de Singapore llamadas "Hello Panda", admiro con locura la música africana del cantante jamaicano Bob Marley, tengo un amigo indio que me está introduciendo en las películas de Bollywood, y me sé de carrerilla la alineación de la selección brasileña que ganó el Mundial de fútbol en 1994.

A lo mejor es verdad que Occidente -Estados Unidos y Europa- no es todo, sino solo una parte.

Anímense, y vean, descubran, escuchen, viajen, coman sushi.

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