Mi habitación en el campus de la universidad pertence al edificio E de la residencia llamada Saxon Suites. Cada apartamento está compuesto por 2 habitaciones dobles, un baño con dos lavabos y ducha, y un salón amplio con varios armarios. En él tenemos un sofá grande, varios sillones, una mesa, un frigorífico y un microondas. Todas las residencias del campus están en la parte noreste: hay que andar entre veinte minutos y media hora para llegar a las facultades, bibliotecas y otros edificios. Lo más interesante de estos apartamentos son, sin embargo, sus ocupantes.
Yo comparto habitación con Alex, un chico de 18 años nacido en Freemont, una ciudad cercana a San Francisco, en la parte central del estado de California. Tiene rasgos asiáticos porque su familia es de Taiwan, estudia ingeniería informática, y le vuelven loco los videojuegos y la comida china. Es muy buena persona y se define políticamente como liberal. Teóricamente es díficil encontrar rasgos que nos unan o aficiones que compartamos. Pero solemos pasarlo muy bien. Vamos a cenar juntos, hablamos de nuestra vida diaria y nos reímos mucho. Estamos muy unidos: él trata de ayudarme en mi adaptación, y yo le enseño nuevas palabras en español callejero. Nos hemos hecho amigos.
En la otra habitación duermen Alex y Eduardo, ambos de ciudades cercanas a Los Ángeles. Alex tiene 20 años, estudia ciencias políticas y viste pantalones estrechos. Es un tío alegre, muy buena gente. Le gusta salir a fiestas, siempre lleva sus gafas Ray-Ban Walfare y ha hecho las pruebas para el club de canto a-capella de la universidad. Se preocupa por cualquier asunto que tengo que hacer y siempre está sonriendo. Eduardo tiene 21 años, estudia sociología y sólo puede comer cómida orgánica. Toca la guitarra eléctrica, hace pesas y es muy caluroso. Su madre es española, de Badalona, y su padre es mexicano. Ha pasado menos días en la residencia y el trato ha sido menor con él. Pero vamos juntos a las facultades los martes y jueves por la mañana, y es muy atento conmigo en todo momento.
Un hogar es algo más que una residencia o una casa. Es un lugar donde uno se siente cómodo y tranquilo. Cualquier lugar vale si reune los elementos que pueden otorgar esa comodidad y calma: puede ser una casa enorme, una habitación ridícula, un barco o una cabaña. Sólo hay que añadirle unas gotas de magia. En muchas habitaciones de las residencias del campus he visto pantallas gigantes de tele, consolas modernas, banderas, posters y otros artilugios. Hay gente que ha elegido esos elementos para crear su hogar. Mi pequeño hogar lo forman los amigos con los que convivo: los dos Alex y Eduardo. Nuestra puerta es el número 13 del edifico E de la residencia Saxon Suites. No duden en llamar si pasan por aquí.
Ya lo decían los Suaves
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=NaxyBjqaM_o
Lo mejor de estas cosas, son las relaciones que se crean, es la magia y lo que da cuerda a todos los movimientos importantes, los detalles que nos marcarán en la vida y harán que los recuerdos sean aún mejores que si sólo vas danzando por el planeta.
Por cierto man... Microondas ;)
me gusta tu hogar!!!
ResponderEliminaraunq en tu hogar madrileño se te echa de menos!!
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ResponderEliminar<3
ResponderEliminarUn articulo excelente mi hermano espanol.