martes, 5 de octubre de 2010

Todo empezó en San Diego

La ciudad más extensa del estado de California no es Los Ángeles, sino San Diego. Nuestra mente tiende a pensar lo contrario. La diferencia está en el ambiente: la ciudad de San Diego está ligada a sus playas y mares, y resulta mucho menos agobiante. En Los Ángeles todo parece caótico, inmenso y desordenado.

En la ciudad de San Diego nació el estado norteamericano de California. Todo sucedió a finales del siglo dieciocho. A estas tierras llegó el fraile franciscano y mallorquín Fray Junípero Serra, al frente de una expedición de misioneros, con la intención de construir una capilla, unas cuantas cabañas y establecer un asentamiento. El objetivo era evangelizar esta región salvaje. Así, en el año 1769 fue fundada la misión y ciudad de San Diego, la primera de la zona de la Alta California. En 1821 la ciudad pasó de manos españolas a mexicanas; y en 1848, de manos mexicanas a manos estadounidenses. El medio de adquisición fue diferente: España renunció pacificamente y Estados Unidos guerreó concienzudamente.

En los años siguientes fueron fundadas las misiones de Monterrey, Los Ángeles, San Francisco, Sacramento y otras. Nunca he sido partidario de la colonización de los hombres blancos occidentales: no creo en civilizaciones moralmente superiores e inferiores. Creo en las civilizaciones. Pero así fue como nacieron las actuales grandes ciudades de California.

La ciudad de San Diego fue el destino de nuestro primer viaje por estas tierras. Allí fuimos en un coche automático, alquilado, bastante feo. El conductor fue Iván, un malagueño responsable y bonachón. Los demás ocupantes eramos Ángela, una chica alegre y dulce de Asturias; Jackie, una chica muy simpática y tranquila de Alemania; Aysha, una jóven curiosa de Turquía; y yo, el chico pequeño con pelo rizado y mochila. Julia, nuestra amiga madrileña, se quedó estudiando en Los Ángeles pero fue una de las organizadoras del viaje, y la sentimos siempre con nosotros. El sábado por la mañana cogimos la autopista interestatal 405 y condujimos hacia el sur. Durante todo el fin de semana visitamos todos los lugares de interés turístico: el Parque Balboa, la zona antigua de Old Town, el centro financiero del Downtown, el puerto viejo y su base naval, y las playas de Pacific Beach y La Jolla.

Los mejores momentos de nuestro recorrido fueron:

-los paseos por Old Town, un lugar que evoca al Lejano Oeste de las películas, con cactus, salones de baile, casas de sherrifs y bancos antiguos, todo ello mezclado con el sabor mexicano de sus gentes y restaurantes.
- nuestra cena de hamburguesa y cerveza en un bar cercano a la concurrida calle de Gaslamp, donde los americanos salían a pubs y discotecas, en una de las cuales había un toro mecánico, donde iban subiendo borrachos y aventureros.
-la exposición de Fords Mustangs, viejos y nuevos, en el puerto antiguo de la ciudad, donde el ejército americano tiene la base naval más grande del país y donde expone al público dos enormes barcos porta-aviones.
-la comida en la playa de Pacific Beach, donde los surfistas esperaban una gran ola que no llegó en toda la mañana, y la presencia de leones marinos en una cala de las playas de La Jolla, un lugar de veraneo de gente adinerada.

El domingo a media tarde recogimos nuestros ligeros equipajes, retomamos la autopista y fuimos en dirección norte. Nuestra llegada a la ciudad fue caótica. Tardamos cerca de una hora en encontrar la compañía de alquiler de coches en la calle West Manchester Boulevard, número 1030. La calle es largísima, los números suben y bajan aleatoriamente, sin orden ni lógica, la calle cambia de nombre en diferentes puntos. Después, cogimos un taxi para los cinco desde el aeropuerto. Un hombre musulmán condujo el coche amarillo con violencia entre un tráfico agotador. Aquello nos recordó donde estábamos: habíamos dejado atrás la tranquilidad de San Diego, y estábamos en Los Ángeles.

3 comentarios:

  1. Envidio tus aventuras... (envidia sana ¡claro! ;)

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  2. Tengo amigos en Tijuana, siempre me dicen que, para visitarles, es mejor ir primero a San Diego y de ahí cruzar la frontera, asi que no me extrañaría que en vuestro viajes a San Diego vierais muchos mexicanos por ahí deambulando.
    Siempre se nota el cambio de la tranquilidad a el caos jeje.
    Contigo parece que vamos a aprender bastante historia americana :P

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  3. Una dulce y alegre, la otra simpática y tranquila, y yo la amiga madrileña... en fin... jejeje.. aunq no se si prefiero eso a ser curiosa... mmm... me quedo con la amiga madrileña...

    Aparte de ese detalle, muy chulo el blog :)

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