martes, 8 de febrero de 2011

Fiestas americanas

"Mientras he estado en el extranjero, yo he tenido un punto de referencia para juzgar a los hombres y las cosas: España. Pero esto era únicamente porque yo soy español y no porque España me parezca la medida ideal de todos los valores", afirmó Julio Camba, el corresponsal gallego, maestro de maestros.

Yo, a mi manera, hago lo mismo: las comparaciones son inevitables.

Las fiestas en Estados Unidos tienen un carácter muy distinto al de las españolas, y las razones principales son dos: los horarios nocturnos, en bares, pubs y discotecas, son muy tempraneros, pues cualquier local cierra sus puertas a las 2 de la madrugada, pudiendo encontrar alguna rara discoteca que lo haga a las 4 de la madrugada; y la ley federal que prohibe beber cualquier líquido con alcohol, e, incluso, entrar en cualquier bar o pub, a los menores de 21 años.

Estas dos limitaciones marcan el carácter de la típica fiesta americana: las fiestas caseras en apartamentos.

Todos los estudiantes viven en el barrio de la universidad, fuera de sus casas familiares, bien en las residencias del campus, bien en pisos modestos. En estos apartamentitos, uno puede esquivar las dos grandes limitaciones: uno puede trasnochar hasta largas horas de la madrugada sin problema, pues los vecinos son otros estudiantes que también trasnochan, y la circulación de alcohol entre veinteañeros es libre y fluida. Muchos de ellos morían de placer por un liquidito español desconocido, de nombre "tinto de verano", que fabricaba en su piso mi amigo malagueño Iván.

El jovencito nocturno español se siente coartado por ese horario madrugador, y, a veces, echa de menos volver a casa con el sol del amanecer. Pero también saborea y disfruta los atractivos de la fiesta americana. Estos tipos comienzan la noche con un juego popular llamado "beer pong". El asunto consiste en encestar pelotas de ping-pong en 10 vasos de cerveza, colocados en los extremos de una larga mesa, entre dos parejas enfrentadas. Cuando uno encesta, la pareja rival elimina el vaso, y se bebe la cerveza. Quien elimina todos los vasos, gana. Los americanos son maestros en este arte, pero todo es cuestión de práctica: yo ya he ganado a unos cuantos.

Otra peculiaridad de estas fiestas es el afán de otorgarles una temática. Ya sea Halloween, Navidad o San Valentín, o ya sea una excusa inventada. Uno tiene que disfrazarse y seguir la regla establecida. El otro día la norma nos sorprendió: sólo se podía acudir con "una pieza de ropa". Mis amigas lo encontraron algo infantil, y decidieron ausentarse. Mis amigos y yo lo encontramos encantador, y decidimos acudir. Bañadores, calzoncillos, pijamas de niño, albornoces, fulares, gabardinas: aquello fue lo que encontramos, mientras nos preguntábamos si aquellas americanas cumplían la regla a raja tabla. La fiesta fue un éxito, pero el premio al mejor vestido cayó en mi amigo japonés Keiji, quien acudió con un calzón de sumo.

Yo, mientras tanto, trataré de seguir indagando en este concepto, y conociendo mejor sus peculiaridades.

2 comentarios:

  1. Qué pena haberme perdido esa fiesta de una sola prenda, seguro que fue muy divertida. Keiji como siempre, el mejor XD

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  2. Te echamos de menos en aquella fiesta, y siempre tío! Keiji fue el rey de la noche, como es habitual!

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